Noche de emoción Historia y Presente en el Luna Park conFito Páez!!!

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Aquí les compartimos algunos fragmentos de las notas publicadas hoy!!!

 

Diario Página 12 – Yumber Vera Rojas

Pasado y presente de un ídolo

El artista rosarino ofreció un show emotivo y contundente, en el que separó su cancionero más reciente de sus clásicos.

A lo largo de dos horas y media, el artista rosarino ofreció un show emotivo y expeditivo en el que dividió las aguas al separar su cancionero más reciente, lanzado en noviembre pasado, de sus clásicos. “Vamos a tocar el disco entero, como se hacía antes”, advirtió el cantautor tras inaugurar su espectáculo con el tema que le da título a su última producción de estudio, al que le secundó “Margarita”, dedicado a su hija.

Romina Ricci,  se encargó de la dirección del conmovedor video de “La canción del soldado y Rosita Pazos” (y vaya que lo merece, debido a que logró sacarle a Páez su mejor perfil actoral). No había pasado media hora, y ya el astro rosarino, quien se desplazaba por el escenario cual Pantera Rosa (para el tramo inicial del recital eligió usar un traje con el color que identifica a “Yo te amo”), se había metido al público en el bolsillo. Y es que ante la juventud de sus nuevas canciones, el exponente de 51 años optó por involucrar a un Luna Park atiborrado en la intimidad de su universo, lo que automáticamente entraba en conexión con la trastienda de las historias que inspiraron a la oncena de temas que constituyen su flamante álbum, de la que destaca “La velocidad del tiempo”, ofrendada a Cerati, y con la que cerró la primera parte del show.

Al volver de los camarines, ataviado al mejor estilo glam de Elton John, pero en la era 2.0., Páez entregó su arsenal de éxitos con “Al lado del camino”, secundado por “Naturaleza sangre” y su himno “11 y 6”. Hoy no sólo es más que una realidad conocida por toda América latina sino que, frente a la partida de Luis Alberto Spinetta, la inestabilidad musical y de salud de Charly García, y la situación del ex líder de Soda Stereo, Fito se convirtió en el último de los mohicanos de la época de oro de los cantautores nacionales, junto con Andrés Calamaro. Justamente un ex colega de El Salmón, Ariel Rot, fue el único invitado de la jornada. El otrora Los Rodríguez y Tequila, amén de ex cuñado de Fito, prestó un poco de su voz y su guitarra para una versión aún más arrabalera de “Giros”.

En “Tumbas de la gloria”, “Brillante sobre el mic” y “Circo Beat”, este hijo pródigo de Rosario demostró que su don de frontman y su habilidad performática siguen intactos. Después de dejar enardecido a un Luna Park que todavía giraba lo que tenía a mano al acabar “A rodar mi vida”, el también padre de Martín retornó, al clamor nac & pop de “Dale alegría a mi corazón”, para arremeter con una terrible terna de hits: “El diablo de tu corazón”, “Dar es dar” y “Mariposa tecknicolor”. Por lo que no hubo mejor cierre para la noche colorida de un ídolo que no especula con su pasado.

Diario Clarín – José Bellas

 Fito Páez, entre lo nuevo y lo clásico

El rosarino dio un show dividido en dos partes. En la primera tocó los temas de “ Yo te amo”; después, sus éxitos inoxidables.

Treinta y dos años atrás, Fito Páez se estrenaba solista en la voz de otro. Era el alma de la composición La vida es una moneda (1982), que interpretada por Juan Carlos Baglietto devino en clásico de la música popular argentina. Fue el despegue del rosarino, al que todos le auguraban una proyección acorde a esta carrera que ya va cumpliendo tres décadas, si tomamos en cuenta que su debut solista (Del 63) ocurrió en 1984.

A juzgar por su show en el Luna Park de la noche del sábado, la moneda sigue siendo análoga: a la vida y a las dos caras presentadas. Así fue como el show en el que presentaba oficialmente Yo te amo, su último disco, fue dividido en dos secciones. Una primera parte donde se dedicó a tocar íntegro el álbum y otra donde se abalanzó sobre los clásicos de su carrera. ¿Dos Fito Páez? No, el mismo siempre. Pero los resultados (y las reacciones) pueden variar.

“Yo no tengo una doble vida: tengo una sola y dentro de eso hago canciones, películas, escribo, crío a mis hijos, me enamoro”, dirá antes del cuarto tema. Ojalá que sea, que blanquea estar dedicado a la musa del disco, la periodista Julia Mengolini.

 Para esta primera parte, Fito va desgranando las canciones envuelto en un traje rosado. Dirige una banda joven y sólida, donde destacan el bajista Mariano Otero y el guitarrista Diego Olivero. No sólo le ponen carrocería a las canciones: aportan coros exactos a un jefe que está muy preciso con la voz.

 Arranca con Al lado del camino y las butacas se desatornillan. Las performances, consecutivas, de Polaroid de locura ordinaria y Ciudad de pobres corazones dan una idea acabada de la versatilidad y potencia de la banda y los bises, con El diablo de tu corazónDar es dar y Mariposa Tecknicolor, una celebración de variedad y recursos para un show de dos caras, sí, pero de un misma moneda.